Lo que me dejó Bagage Danse: emoción, comunidad y esperanza
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El sábado pasado viví una tarde que recordaré siempre. Participar en Bagage Danse, el evento donde se presentó el documental sobre “Jarana Peruana”, fue una experiencia conmovedora y llena de aprendizajes.
Comencé mi presentación con el corazón a mil: emocionada por compartir la historia y la misión de BicuKids, pero también con ese nudo de inseguridad que aparece cuando algo te importa de verdad. ¿Podría transmitir bien el mensaje? ¿Lograría conectar con el público?
Los primeros minutos fueron intensos, pero pronto llegaron las miradas atentas, las sonrisas y los gestos afirmativos de quienes me escuchaban. Sentí que los jóvenes biculturales presentes se reconocían en mis palabras. Después de la charla, algunos se me acercaron para decirme que les hubiera encantado tener libros así cuando eran niños, libros que les ayudaran a entender sus dos culturas, a sentirse orgullosos de ellas desde temprana edad.
En el público estaban también mi esposo y mi hijo Noah, quien escuchaba con emoción la historia inspirada en nuestra familia y en las de tantos amigos latino-europeos. Verlo ahí, atento y feliz, fue una confirmación de que este camino vale la pena.
Pero Bagage Danse fue más que una presentación: fue un encuentro entre proyectos que comparten un mismo propósito. El documental sobre “Jarana Peruana”, dirigido por Karl Struyf de la asociación “AIF”, me tocó profundamente. Ver el compromiso de Juan Carlos Velásquez y Antonia Ascarruz, líderes del grupo, para mantener viva la danza y la música peruana sin importar el clima o las dificultades, fue inspirador. Antonia, además de ser bailarina y creadora de las coreografías de Jarana Peruana, fue también coorganizadora del evento Bagage Danse y la persona que me invitó a ser parte de este hermoso evento. Su energía, su generosidad y su constancia la convierten en un verdadero símbolo de lucha y resiliencia.
El documental reflejó todo eso: la fuerza de la comunidad, la mezcla de generaciones y nacionalidades, y la belleza de ver a jóvenes, hijos y nietos de migrantes bailar y vivir la cultura peruana con orgullo.
La biculturalidad existe mientras haya conexión con las raíces, sin importar dónde vivas o hayas nacido.
Y fuera de la pantalla, el espíritu del Perú se vivió en cada rincón: música, baile, comida peruana y una fiesta bicultural con la energía contagiosa de Jarana Peruana, Víctor Espinoza, Farilyn Erazo y el ritmo del DJ multicultural que cerró la noche. Un verdadero puente entre culturas, sabores y generaciones.
Esta vez, Paula, mi amiga e ilustradora de los libros de BicuKids, no pudo acompañarme, pero estoy segura de que habrá muchas oportunidades en el futuro para que puedan conocerla y disfrutar de su increíble talento. Ella es una parte esencial de este sueño compartido que estamos levantando juntas.
Como mujer migrante, me llevo la alegría de ver cómo la comunidad se fortalece cuando vivimos nuestra cultura con orgullo.
Como mamá, me dio esperanza ver jóvenes seguros de su identidad bicultural, curiosos y abiertos, y pensar que nuestros hijos pueden crecer así también.
Y como creadora, me quedo con una frase de Karl que me resonó profundamente: “Hay que ser atrevido.”
Atrevido para empezar, para crear, para mostrarse. Porque solo así damos visibilidad, representación y orgullo a las familias biculturales.
Volví a casa con el corazón lleno de gratitud. Por la generosidad del público, por reencontrar amigos, por las conversaciones que nacieron después de la charla, por quienes se acercaron a compartir sus propias historias o a ofrecer colaboración. Bagage Danse me recordó que cuando el arte, la educación y la cultura se encuentran, nacen puentes entre mundos. Y en ese cruce, BicuKids tiene su lugar.